Cuando María Angélica Busin se fue a dormir anoche temprano sabía que el premio de 690 millones de pesos del Quini 6 se había vendido en la ciudad. Y tenía la ilusión de que haya sido vendido en su agencia Negro el Ocho de la calle San Martín 48.
“Sólo esperaba que se hicieran las 8”, confesó emocionada la propietaria de la agencia oficial 59. Y finalmente la noticia más esperada llegó en forma de mensajito de uno de sus eficientes empleados. “Fue una noticia hermosa, como la agencia está pegada a mi casa, la abren los chicos y les encargué que lo primero que hicieran fuera revisar el extracto y así me enteré que sí, que éramos nosotros.
«Pegué un salto de la cama de felicidad. Una alegría muy grande”, expresó sus sensaciones la ex locutora de LU16 que también se desempeñó en la Municipalidad antes de abrir la casa de quinielas con su marido Eloy Lastra: «El falleció pero estaría re contento”.
Ahora es otro tipo de espera, mucho más relajada. La dulce espera del nuevo millonario, de quien por el momento no hay pistas. “Estamos esperando que todo el mundo se acerque a controlar el cartón ganador”, comentó la mujer desde el interior del recinto que se llenó de amigos, vecinos y curiosos. Todo es felicidad en un pueblo que amaneció con la resonante novedad.
La suya es una agencia emblemática, de mucho prestigio, que se ganó la confianza de los clientes. Por si hiciera falta promete “el más absoluto de los silencios con la identidad del ganador. Una vez que venga, comenzaremos los trámites para que cobre”, avisó en una suerte de mensaje para el iluminado, el mago que acertó todos los numeritos de la jugada del miércoles.
Es tanta su emoción que no tiene en claro “si nos toca un porcentaje o no, si nos corresponde el incentivo. Es más grande la alegría de vender un premio que si cobraremos mucho dinero, eso luego se verá”, relativizó.
«Que el nuevo millonario sea un cliente»
Lo que más desea María Angélica es que “sea un cliente” asiduo. Y admitió que “estaría muy contenta si no lo hubiera vendido yo igual, porque es una alegría para el pueblo, circulará más dinero, una familia posiblemente vivirá mejor”.
Para ella, sin embargo, no es novedad comercializar un premio millonario. Recordó con orgullo que “acá vendimos el premio más grande de todos los tiempos en la zona, hace unos 20 años un loto de 34 millones de dólares, multiplícalo por el valor actual de esa moneda… Somos una agencia bastante vendedora de premios por suerte. Con clientes fieles, muy afines”.
Señaló que la agencia «se llama Negro el 8 porque era el número preferido de mi marido. El mío es el 26, ojo que ando con suerte y tal vez podría tocarme a mi que salga hoy mi numerito”, culminó con una sonrisa.
