Sucedió en Mainqué. Una niña invitó a una amiga a pasar la noche en una denominada pijamada. Pero su papá, que había quedado a cargo de ambas menores, manoseó a la otra chiquita.
El ataque ocurrió durante la madrugada y la mañana del 14 de mayo del año pasado en un domicilio de Mainqué.
El hombre fue denunciado y terminó reconociendo su culpa en un juicio abreviado en el que lo condenaron a tres años de prisión en suspenso, por lo que no irá preso, más el cumplimiento de pautas de conducta.
La Fiscalía describió en la acusación que habían tirado un colchón de dos plazas en el sector del comedor, donde se acostaron los tres a mirar una película y a comer snacks.
MA -así lo identifican en el documento judicial- se ubicó en un extremo, su hija en el medio y la amiga del otro lado.
En un momento la anfitriona se levantó y fue a la cocina, entonces el hombre, aprovechando que se había quedado solo con ella, se le acercó y le tocó “los muslos por encima de la ropa con una de sus manos, con claros fines libidinosos y de contenido sexual”, detalla el documento judicial. Su actitud le generó incomodidad a la menor, quien se corrió de lugar.
Pero no terminó todo allí, porque alrededor de las 9:30, estando los tres en la misma posición en la cama, MA “pasó su brazo por encima del cuerpo de su hija ( ), y abusó sexualmente” de la víctima, al tocarle con su mano “el hombro, luego continuó por la espalda, para finalmente tocar su pecho, con claros fines libidinosos y de contenido sexual”.
Juicio abreviado
MA fue imputado por el delito de “abuso sexual simple, agravado por ser el encargado de la guarda, dos hechos en concurso real”.
En una audiencia realizada el miércoles de la semana pasada en los tribunales de General Roca el fiscal Gastón Britos Rubiolo y el abogado defensor privado Rodrigo Racca plantearon que habían consensuado cerrar el caso en un juicio abreviado que establecía el castigo de prisión en suspenso -que le permite seguir en libertad- y pautas de comportamiento por dos años.
El acuerdo requirió la aceptación del acusado, lo que llevó como correlato el reconocimiento como autor de los hechos. Era posible debido a que carecía de antecedentes penales.
El juez Fernando Sánchez Freytes avaló la propuesta y dictó el fallo como lo presentaron las partes. Sostuvo que la acusación quedó acreditada con el testimonio que brindó la víctima en cámara Gesell, como también el de los psicólogos y otros profesionales del Cuerpo Médico Forense, del área de Investigación Judicial y del Departamento de Servicio Social del Poder Judicial.
En este sentido, se hizo hincapié en «dibujos efectuados en puño y letra» por la niña. También ponderó las declaraciones efectuadas por amigas menores (en cámara Gesell) y de policías que participaron en la pesquisa, entre ellos del Gabinete de Criminalística.
